¿UN PASÓ ATRAS EN EL PERSONALISMO?
Una curiosa contraorden encabeza los titulares de las noticias hoy lunes 22 de noviembre de 2010, a dos años de la elecciones que pondrán fin a esta desastrosa era de destrucción y demencia estatal venezolana. Un titular reza: "Prohibido usar nombre e imagen de Chávez en obras públicas"
Los periódicos y páginas web noticiosas, explican el alcance de la medida dictada desde Miraflores y plasmada en un decreto presidencial: "Además la prohibición de usar la efigie y nombre del presidente Chávez, tambien alcanza a los bienes muebles de cualquier naturaleza, uso y destino así como a las organizaciones políticas, sociales y comunitarias'.
Muchos se han apresurado a pensar lo que parece obvio: que se trata de una movida para desvincular, paulatinamente, la ubicua imagen del presidente de la pésima gestión pública que él encabeza y que sólo ha producido fracasos. Desvinculación que supone un contrasentido - no difícil de creer - en un personaje que acostumbra zigzaguear por contradicciones como Hugo Chávez.
No se trata de es eso. A mí juicio, no. Al menos esa no es la principal y perentoria intención de este llamativo "paso atrás" en el PERSONALISMO - y culto a su personalidad - con que Chávez ha gobernado al país durante 12 años. Hemos visto como el sustento del proceso político que Hugo Chávez ha protagonizado reposa en la fe de sus seguidores en él. Y en esta conexión cuasi-religiosa, la promoción de la propia imagen icónica del presidente ha sido crucial durante largos 12 años. Pero ahora se ha girado una orden en sentido contrario.
Mi hipótesis es la siguiente: Lo que Chávez se propone es relanzar los conceptos de "PROCESO" y de REVOLUCIÓN", está vez desviculándolos directamente de su nombre y su persona (difícil tarea, dado que "el culto al comandante-presidente" ha jugado un rol muy importante), pero vinculándolos, de forma estrecha e íntima, como si fueran la misma cosa, con el nuevo orden político-territorial de COMUNAS Y CONSEJOS COMUNALES - que adelanta la asamblea monocolor y moribunda, aprobando leyes prêt-à-porte no discutidas ni consultadas con nadie- como si "proceso" y "revolución" fueran fenómenos connaturales a lo que él llama "el pueblo", surgidos de la dinámica democrática, y no se tratara de lo que en realidad son: un aparataje legal y perverso, planeado e impuesto desde Cuba, a través de socios políticos venezolanos, y de los guardianes de los intereses de Fidel Castro en Venezuela.
Chávez se propone vendernos una remozada "revolución" como si se tratara de una creación popular venezolana, como si al pueblo se le hubiera ocurrido la idea de llevarnos al comunismo. Para ello es menester desvincular su propio nombre e imagen, su firma, de la telaraña legal con que nos envuelve en esta etapa de su proyecto de control social. Es imperativo para el presidente vender el cambio radical de paradigma político y económico (y por ende su permanencia en el poder) como una decisión colectiva y democrática.
Ya veremos el significado que irá tomando este aparente paso atrás que han decidido los Castro, el inescrupuloso manipulador de Miraflores, y su pragmático equipo de asesores.